¿Por qué se iluminan los ojos de los robots?

HAL 9000, Mazinger Z, C3PO, Terminator… ¿por qué se iluminan los ojos de los robots en la ciencia-ficción? La regla no es universal, claro: ahí tenemos a Wall·E. Pero no me negarás que tener los ojos robóticos iluminados es lo más frecuente.

Los ojos de los robots son cámaras, y una cámara no necesita iluminarse ni iluminar para captar la luz. Ah, ¿y el flash? El flash, amigo mío, no es parte de la cámara, es una luz aparte.

¿Entonces? Tengo una teoría. Bueno, dos teorías. La primera es que se trata de un recurso visual para expresar que el robot está de alguna manera “vivo”, que tiene vida interior, que no es una simple máquina, como puede serlo una batidora. También de las personas se dice que tienen una “mirada luminosa” para significar que están más vivas. Los ojos de Wall·E no se iluminan, pero usa otros recursos igualmente eficaces en su mirada para demostrarnos que sí, que está vivo.

Mi segunda teoría es más rebuscada, y tal vez por eso es mi preferida. Comprender, ver, no es un acto puramente pasivo, por eso los ojos (la razón) iluminan aquello que quieren ver (comprender). La actividad del intelecto arroja luz sobre la realidad, para comprenderla mejor. Mi hipótesis es que esta idea, conscientemente o no, influye en nuestras representaciones de las inteligencias artificiales.

Y resulta que esta cuestión sobre si el intelecto es pasivo, activo, o una combinación de ambos, es tan antigua como la filosofía occidental. Es la cuestión de la relación entre el intelecto paciente y el intelecto agente, de los que habla Aristóteles en un oscuro pasaje de su tratado sobre el alma (De Anima). Enric da una buena explicación en este video de su canal Filoadictos. Una cuestión relacionada la traté en una entrada de hace un par de años: ¿Somos tablillas de cera?

Disfruta de tus vacaciones.

3 comentarios en “¿Por qué se iluminan los ojos de los robots?

  1. Buenas

    De la lectura del artículo de Wikipedia acerca de ambos intelectos cabe suponer que el intelecto paciente se asemeja al alma. Claro, este alma no piensa, de ahí el nombre de paciente. Por utilizar una metáfora informática, el alma (intelecto paciente) equivale a la nube informática. Esta nube es un reservorio o almacén de todas las operaciones informáticas individuales y colectivas que se almacenan de forma remota. El almacenamiento remoto en el intelecto paciente permite al intelecto agente pensar y sentir sin agotar su memoria individual. En este sentido, cabe invertir el argumento de Aristóteles: el que es capaz de existir sin el cuerpo en su naturaleza inmortal es el intelecto paciente o alma. Todo lo que el intelecto agente piensa y siente se registra y memoriza en el intelecto paciente. Así, el cerebro piensa y el alma memoriza lo que se piensa. Por eso es importante postular un puente que conecte ambos intelectos que, en mi subjetiva opinión, se encuentra en el cerebro.

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  2. Génova, permíteme añadir un punto que me quedó en el tintero relacionado con la mención de Enric a los innumerables principios formulados por Anaxágoras. Salvo error u omisión de mi parte, el filósofo griego no habló de principios sino de innumerables semillas o espermas. A estas semillas o espermas primigenios Aristóteles las llamó homeomerías. En este sentido, solo cabe hablar de principio en un sentido físico y químico, por ejemplo los átomos constituyentes de las cosas materiales. Aristóteles fue más lejos al interpretar de los escritos de Anaxágoras que los principios materiales formulados por éste se reducen a dos: el fuego y el aire, y de estos surgen el resto de las cosas materiales. Teofrasto también interpretó a Anaxágoras en clave reduccionista:

    “Pero si suponemos que la mezcla de todas las cosas es una sola sustancia indefinida en especie y extensión, resulta que afirma que hay solamente dos primeros principios: la sustancia de lo infinito y la Mente (Nous)”.

    La cosmogonía anaxagoriana tiene un fuerte componente físico y mecanicista y también posee sentido teleológico. La tesis del motor inmóvil de Aristóteles parece un calco de Anaxágoras incluyendo sus paradojas. Según Anaxágoras:

    “Y cuando la Mente inició el movimiento estaba separada de todo lo que era movido. Y todo lo que la mente movió quedó separado. Y mientras las cosas se movían y se dividían, la rotación aumentaba grandemente su proceso de división”.

    Estamos ante un Nous imponderable que careciendo de forma, peso, color y sabor parece capaz de iniciar y desarrollar la estructura cósmica.

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