Ya está enlazada en la entrada anterior (La revolución de la IA: ¿Qué nos hace humanos?) la grabación del evento, donde por cierto se toca bastante el tema del determinismo y la libertad.
Hace unos años, de hecho unos pocos meses antes de comenzar mi propio blog, hice algunos comentarios en un artículo de otro bloguero, Adrián Baños, que enlazaba y comentaba una conferencia suya: ¿Somos libres? Historia del determinismo científico. Hay que decir que el debate que siguió no fue demasiado cordial, pero aun así se extendió por algo más de una docena de comentarios.
No solo no logré convencer al bloguero, ni siquiera logré que entendiera mis argumentos. Y de los otros comentaristas, tan solo un tal Javier Urquiza entendió mi denuncia de incoherencia entre el mensaje explícito y el mensaje implícito del bloguero. Ha habido algún comentario esporádico posterior al que he tratado de responder, pero parece ser que ya no se me permite participar, porque mis respuestas no aparecen (y es uno de los motivos por los que ahora escribo esta entrada).
Voy a recapitular ahora las principales ideas que expuse en aquel debate. Muchas de ellas también las he expuesto posteriormente en artículos de este blog, principalmente en La falacia del neuro-abogado y en Ética y teoría computacional de la mente. Básicamente se trata de esto: en un mundo determinista no hay imperativos morales, como mucho la ilusión de que los hay; y por eso no tiene sentido hablar y actuar como si los imperativos morales fueran reales (que es lo que hacía el bloguero y yo denunciaba). La ética es la inteligencia aplicada al comportamiento libre, si no hay libertad no hay ética que valga.
En lo que sigue copio literalmente partes extractadas de aquel diálogo, omitiendo por simplicidad los puntos suspensivos allí donde aligero los comentarios de uno y otro. He añadido algunas divisiones en apartados.
Inicio: determinismo y autocrítica
Adrián expone en su conferencia una postura fuertemente determinista y negadora del libre albedrío, que según él viene a ser una ilusión del cerebro. A esto yo lo llamo “hiperdeterminismo” (puede que él usara el término en su conferencia, no lo recuerdo).
Gonzalo: La conclusión lógica de tu hiper-determinismo es que no te consideras responsable de nada, ¿verdad?
Adrián: Bueno, eso sería simplista. No considero que nada que haga lo pudiera haber hecho de otro modo. Pero no por ello dejo de hacer autocrítica o lo que proceda.
G: Pero esto es contradictorio con toda tu postura. No hay ningún motivo para que hagas autocrítica, porque da igual que hagas las cosas de una manera u otra, no hay una manera mejor (según tus postulados). Y tampoco puedes modificar tu personalidad, es la que es y todas tus acciones están determinadas.
A: No, mi personalidad se modifica con mis pensamientos y experiencias. Otra cosa es que tanto los unos como las otras tampoco los elija yo.
G: Efectivamente, tu personalidad se modifica, pero no eres tú el que la modifica voluntariamente, porque la voluntad es una ilusión de tu cerebro. No puedes elegir, por tanto no eres responsable de tu comportamiento, porque no podías haber actuado de otra manera.
En cuanto a la autocrítica, lo que quiero decir es que no se basa en motivos verdaderamente racionales. Tú actúas de cierta manera, que tu cerebro disfraza de autocrítica. Otras personas actúan de otra manera diferente a la tuya, igualmente determinados por sus propios cerebros. No hay ningún motivo para pensar que tu forma de actuar sea mejor o peor que la de los demás. Las cosas ocurren como ocurren, y punto.
A: Lo que quiero decir es que aunque todo esté determinado, seguirá teniendo sentido juzgar criminales, poner multas y demás. No por venganza, sino por seguridad o ejemplaridad.
Si todo está determinado, juzgar no tiene sentido
G: Si todo está determinado, nada tiene sentido. No tiene sentido juzgar a los criminales: juzgarlos o absolverlos también está predeterminado. No hay ningún juicio, porque todo son puras relaciones mecánicas inconscientes, con espectadores puramente pasivos.
A: Creo que el tema está en cambiar lo que interpretas por «juzgar». Que todo vaya a suceder así de todos modos, no lo hace irrelevante. No se puede caer en el relativismo de que todo da igual por estar fijado. Es quizás el paso más importante para un determinista: evitar eso. Cuando juzgas a alguien, ello tiene consecuencias en los cerebros de quienes se enteran y en las acciones del juzgado, y eso es relevante. Y aunque tú juzgues sin ser libre, sigue siendo relevante que eso suceda.
G: Puede que sea relevante desde el punto de vista de que tiene consecuencias, pero es irrelevante desde el punto de vista de que los comportamientos son los que son, y no pueden ser de otra manera (en tu cosmovisión). Por tanto es irrelevante pretender que decidimos una cosa u otra, porque toda “decisión” no es más que una ilusión cerebral.
Lo que no puedes pretender es que el comportamiento está predeterminado, y a la vez que habría que hacer, o sería mejor hacer, tal o cual cosa, o sea, que habría que decidir libremente. Cuando digo que “debo estudiar”, es porque no es seguro que vaya a estudiar. Sólo puedo decir, propiamente hablando, que “debo” hacer algo, cuando no es seguro que vaya a ocurrir. Por eso no tiene sentido decir que “debo caerme” bajo la fuerza de la gravedad, pero sí tiene sentido decir que “debo estudiar”.
Es decir, “deber” apela a una decisión libre. Cuando resulta que ya es absolutamente cierto y determinado lo que va a suceder o dejar de suceder, entonces deja de tener sentido cualquier intento de procurar, es decir, cualquier sentido de obligación, deber, o de que sea más suyo hacer las cosas de una manera que de la contraria.
A: «debe» significa obligación, no posibilidad. Te confundes con «debe de», que sí expresa duda. «Debe estar estudiando = Tiene que estar estudiando». «Debe de estar estudiando = A lo mejor está estudiando».
De todos modos, estás llevando esto a un debate etimológico y me provocan arcadas (no es por mal). No tengo ningún interés en discutir si una palabra significa una cosa u otra, si las consecuencias son las mismas. Siempre me ha parecido una pérdida de tiempo. ¿Te parece mal que hable de «deber» donde no hay voluntad? Pues honestamente no me preocupa mucho. En ciencia lo hacemos constantemente. «Si soltamos esta piedra debe caer». «Si lanzamos esta nave así debe llegar al espacio». «Si queremos una sociedad tranquila la gente debe hacer esto».
Incoherencia: no somos libres, pero tenemos obligaciones
G: Vaya, lamento que esta conversación te esté resultando molesta. Pero si empiezas tú a hablar de filosofía no puede sorprenderte que te respondan en el mismo registro.
No confundo “debe” con “debe de”. Lo que digo es que “debe”, humanamente hablando, implica posibilidad de hacer o no hacer. “Debe estar estudiando” = “tiene que estar estudiando, pero igual no está estudiando porque no ha querido”.
No considero que discutir de palabras sea inútil si sirve para entender lo que hay detrás de ellas (a veces sí que es inútil). En este caso, lo que trato es de explicarte que hay una incoherencia entre tu cosmovisión y tu vida real, tal como ésta se revela en tu lenguaje cotidiano, al que no quieres renunciar (no sé si dirías que esto es una decisión libre tuya). Me parece muy bien que no renuncies a él, siempre que seas capaz de reflexionar sobre lo que eso implica.
No me parece mal que hables de deber donde no hay voluntad. Lo que me parece limitado es que hables de deber sin distinguir entre las situaciones cuando no hay voluntad (leyes físicas) y cuando sí la hay (actos humanos). Me parece limitado que no distingas entre decir que “el electrón tiene obligación de…” y “los ciudadanos tienen obligación de…”.
Es incoherente que pretendas que el universo es hiperdeterminista, y a la vez que pretendas [que] somos responsables y tenemos obligaciones (ergo somos libres). Lo segundo no lo dices claramente, pero está implícito en todo tu discurso.
Por tanto, todo tu discurso asume implícitamente que somos libres (en el sentido tradicional de la palabra), pero niegas explícitamente que seamos libres, luego incurres en contradicción.
A: A ver, que use el mismo verbo no hace las situaciones equivalentes. Por eso te digo que paso del tema. No me interesa que me expliques una contradicción que no hay. Yo no pretendo que nadie sea responsable de nada, solo que si alguien hace algo mal siga siendo juzgado, pero no por cargo de conciencia sino por peligroso o dañino.
G: Pues es una pena que no veas la contradicción. Asumes que (el criminal) podría seguir siendo juzgado, o no ser juzgado; asumes que (nosotros como sociedad) podemos decidir si juzgamos o no, y tratas de aportar argumentos racionales para que sigamos juzgando. Es la típica forma de razonar que asume que (nosotros como sociedad) somos libres, responsables, y que podemos decidir sobre nuestras acciones basados en motivos entendidos, y que eso redundará en el beneficio o perjuicio de la sociedad. Por eso te molestas en aportar argumentos racionales para los demás.
A: Ahí no hay ninguna contradicción porque yo no presupongo libertad en quienes juzgan. Podrías cambiarlo por «me gustaría que hubiese robots que ante ciertos hechos y pruebas se encargasen de detener y dictar sentencia a quienes los cometan» y verías claro que no hay contradicción alguna.
El tema aquí es que estás introduciendo tu propia visión del asunto para comprender la mía, y llegas a contradicciones porque das por supuesto que estamos de acuerdo en cosas en las que no lo estamos, como que la justicia solo es tal si la ejercen personas libres con capacidad de tomar decisiones. Pero allá donde veas una contradicción, seguramente lo que haya es algo que no enfoco como tú.
Lo justo, lo injusto, y la libertad de los jueces
G: Efectivamente, parece que es muy difícil que lleguemos a entendernos, porque cambias el sentido tradicional de las palabras, y no parece que te des cuenta de ello. Lo que yo doy por supuesto es que lo justo es lo que ocurre como debería ocurrir, y lo injusto es lo que ocurre como no debería ocurrir. Si no hay diferencia entre lo que debería ocurrir y lo que no debería ocurrir, porque todo está predeterminado y todo ocurre como debe ocurrir, sin más, entonces es absurdo hablar de la justicia, porque tampoco hay diferencia entre lo justo y lo injusto. Has vaciado de contenido el significado de “justicia”.
Si la justicia no implica libertad (y por tanto la posibilidad real de obrar justa o injustamente), explícanos entonces qué es la justicia.
A: A día de hoy qué es legal o no se decide por unos pocos (esto no es una crítica) y se aplica tal cual. Tanto da que la gente sea libre o no. Si matar a alguien por la calle está penado, pues hay condena. Evidentemente no juzgas que debería haber obrado de otra forma, juzgas que esa persona no debe seguir en libertad por dos motivos: a) Podría volver a hacerlo, b) Si no hay consecuencia, otras personas podrían hacer lo mismo. Al dictar sentencia, haces que los cerebros de otros posibles delincuentes asimilen que es una acción no recomendable y reduces la probabilidad de que la imiten. Si el autor del delito era libre o no es irrelevante. Te pregunto a ti: Si todos estuviésemos determinados, como los avances en neurociencia no paran de acreditar en la medida que pueden, ¿consideras realmente que deja de tener sentido juzgar?
De todo esto se deduce, evidentemente, que el día que podamos editar cerebros a voluntad para, por ejemplo, reducir la conducta psicopática, evitando que un cerebro pueda considerar seriamente la opción de asesinar, juzgar dejará de tener sentido completamente y habría que tratar las conductas problemáticas como enfermedades tratables.
G: Pienso que es más útil que en tu discurso analices el comportamiento de los jueces, y de la sociedad como respaldadora de los jueces. Mi argumento no se basa en la libertad y responsabilidad del criminal, sino en la del juez.
Si todos estamos determinados, entonces el juez también está determinado, y por tanto su juicio no es más que un simulacro. No puede elegir entre condenar o absolver. No imparte “justicia”, porque el término “justicia” se ha vaciado de contenido. De hecho, ya no puede haber jueces corruptos, porque esos también actúan predeterminados.
[Y] vuelves a hablar como si tuviéramos opción a actuar de una forma u otra: “habría que tratar las conductas problemáticas”. Es que ser plenamente coherente con el hiperdeterminismo es muy, muy difícil.
A: Entendía que te referías al juez, y sigo discrepando. Te he dicho que los cambiaría por robots. Y sí que habría corrupción, por supuesto. La corrupción es que se use el cargo para lo que no se espera que se use, no que haya opción de no hacerlo así. Si tú basas todas las nociones morales en la libertad humana tienes un problema, porque si ese supuesto falla llegas a que la moral no tiene sentido. Y no es así.
Fin: tener obligaciones implica no estar físicamente determinado
G: Pues es una pena que no veas la continua incoherencia: “La corrupción es que se use el cargo para lo que no se espera que se use”. Nuevamente introduces aquí, implícitamente, que las cosas deberían ser de determinada manera, pero a la vez pueden no ser así. Pero, a la vez, niegas que las cosas puedan ser de una manera o de otra, porque todo está determinado.
En definitiva: hablar de deber/no-deber (o de bien/mal) es hablar de no-necesidad [física]. Si matar es malo, es porque es posible no matar. Es tan sencillo como eso. A veces explicar lo evidente (evidente al menos para muchos) es muy difícil, se ve que no estoy acertando. En fin, me parece que va a ser difícil que, si no me has entendido todavía, pueda decir algo más que no haya dicho ya.
A: Tú no quieres que te entienda, quieres que te dé la razón. Tú te niegas a considerar siquiera la hipótesis, como juego intelectual, de que todo está determinado. Si quieres negar el determinismo, primero explica todos los experimentos donde se mide claramente que la decisión la toma el cerebro y después la mente se inventa una excusa para haberla tomado.
G: En realidad, esto demuestra que no me has entendido, porque yo no parto del principio de que el determinismo es falso. ¿Dónde he dicho yo eso? De hecho, [yo] podría ser un hiperdeterminista que se toma en serio su hiperdeterminismo y trata de hacerte ver las incongruencias de tu discurso. Un discurso que es pretendidamente determinista, pero que no se atreve a sacar todas las consecuencias.
Mi argumento no es “somos libres y el determinismo es falso, luego tú estás equivocado”. Mi argumento es que tu discurso es incoherente, porque niega explícitamente la libertad, pero la afirma implícitamente. No tiene nada que ver con mis opiniones.
Y así terminó la discusión, con algún otro comentario en tono ya bastante desagradable, donde el bloguero se aplicó a los argumentos de autoridad y ad hominem.
A veces una broma vale más que mil argumentos: el robot Bender es juzgado en el episodio Libre albedrío, tío de la serie animada Futurama. ¿Será condenado por el juez, que también es un robot?